Al oír la queja de la mujer, el
rey se rasgó las vestiduras. Luego reanudó su recorrido por la muralla, y la
gente pudo ver que bajo su túnica real iba vestido de luto. 2 Reyes 6:30.
El rey de Israel está atrapado en
Samaria. El ejército del rey sirio, Ben-adad, ha sitiado a la ciudad por tanto
tiempo que la peor comida se vende a precios absurdamente altos. En una
situación de desesperación, la población intenta buscar una solución en aquel
que tiene el poder. Como el gobernante es humano y sin respeto por el verdadero
Señor de la historia, del tiempo y de las situaciones, la mujer que se queja
quedará sin respuestas.
¿Cuál es la queja de la mujer?
Ella había hecho un trato con otra señora de la ciudad para matar a su hijo y
comerlo un día; al día siguiente, matarían al hijo de la otra, para
alimentarse. La mujer, a los gritos, le cuenta al rey que el día anterior
habían matado y comido a su hijo, pero que cuando pidió que la otra mujer
cumpliera su parte del trato, ella lo escondió.
En momentos de crisis,
conseguimos hacer y decir cosas que en la tranquilidad de la normalidad ni
pensaríamos en realizar. ¿Qué madre, en su sano juicio, entregaría a su hijo
para que sea asesinado y comido? Además, nota que la queja de la mujer no está
en la muerte injusta de su hijo ni en la práctica de antropofagia. El problema
es que la otra mujer no cumple con su parte de lo previamente combinado.
Ofuscados por el pecado, nos
comportamos peor que animales. Piensa en las personas que tienen sexo con
desconocidos, sin compromiso alguno, como si fueran animales irracionales,
apenas guiados por sus instintos. Piensa en la gente que mata a otras personas
por la diversión de ver sangre corriendo…
En su afán de saciar su hambre,
estas mujeres no contemplaron ni siquiera la vida de sus hijos. Eran egoístas,
y buscaban solo su propio beneficio. ¿Hasta dónde llegas cuando eres dominado y
guiado por el pecado? ¿Cuál es tu límite?
Recuerda que estas dos mujeres
eran hijas de Israel, que vivían una vida –imaginamos– normal, hasta que la
crisis llegó y perdieron la conciencia de lo correcto. ¡Cuídate!
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