Entonces Joab se dirigió a un soldado cusita y le
ordenó: “Ve tú y dile al rey lo que has visto”. El cusita se inclinó ante Joab
y salió corriendo. 2 Samuel 18:21.
Joab es inteligente, y envía a un extranjero, según
algunas versiones un etíope, para dar la mala noticia al rey. Si David
reaccionaba en forma violenta, era mejor que matara a un extranjero que a un
hijo de Israel.
Es interesante que el cusita sale corriendo sin
discutir la orden recibida. Algunos creen que tomó el camino más largo, aunque
más fácil de recorrer, mientras que Ahimaas tomó el más corto y más complicado.
A pesar de esto, el último que salió –Ahimaas– fue el primero en llegar. El
extranjero no pide dar la noticia; no está interesado en hablar con el rey en
esas circunstancias. Pero, no rehúsa su obligación.
Leyendo el relato bíblico, da la sensación de que
este soldado estaba “en el lugar equivocado, en el momento equivocado” para sus
intereses. Este soldado anónimo tuvo que cumplir con su obligación, como tantas
veces nos toca hacerlo a nosotros.
La primera lección me parece clara: una obligación
la cumples de la mejor manera que puedas, aunque no sea de tu gusto hacerlo.
Ahimaas salió del campo de batalla después, y llegó
antes. Es muy posible que otros tengan más facilidad que tú para realizar
ciertas tareas. A pesar de eso, no es razón para que dejes de correr. Tu
obligación es cumplir con tu cometido, sin comparaciones innecesarias.
Aunque parezca que tu función no es la más
importante. Aunque parezca que tu esfuerzo fue en vano. Aunque parezca que no
fuiste suficientemente capaz, un rey puede estar esperando por ti. Aunque las
apariencias sean otras, tú eres a quien el rey quiere escuchar; tú tienes el
mensaje que el rey espera.
El cusita, igual que Ahimaas, comienza informando
al rey su victoria. Pero lo que realmente le interesa a David es la suerte de
su hijo. Mientras Ahimaas rehúye esta obligación, el cusita le responde lo más
claramente posible.
Hay gente que corre más rápido que tú, pero que no
sabe qué decir y que en realidad no dice nada. Tú puedes ser la contraparte.
Quizá no el más rápido, pero sí el más sincero, el más transparente; aquel que
sabe lo que tiene que decir y que tiene un mensaje para compartir.
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