Ésta es la palabra del Señor, que vino a Joel hijo de
Petuel. Joel 1:1.
De la vida del profeta Joel no sabemos nada. El nombre del
padre, Petuel, tampoco es una información definitiva para organizar su
biografía.
Como ves, Dios no precisa de un árbol genealógico conocido,
enorme y lleno de famosos, para usarte; el más humilde y anónimo hijo que se
anima a entregarse es instrumento útil en las manos del Todopoderoso.
No es tu familia, ni tu historia ni tu conocimiento lo que
determina la diferencia.
Es tu entrega, tu fidelidad y tu compromiso para con la
Palabra de Dios lo que te hace distinto. Recuerda que es mucho mejor ser un
anónimo salvo que un famoso perdido.
El profeta Joel presenta, en su breve libro, además de la
famosa profecía del Espíritu siendo derramado sobre jóvenes y ancianos, dos
pasajes que me parecen importantes para nuestro crecimiento espiritual.
En el capítulo 2, los versículos 12 y 13, dice: “Ahora bien
-afirma el Señor-, vuélvanse a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y
lamentos. Rásguense el corazón, y no las vestiduras. Vuélvanse al Señor su
Dios, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor,
cambia de parecer y no castiga”.
Cuando Dios habla de arrepentimiento, no se conforma con
medias tintas ni con rituales vacíos. En el razonamiento divino, la conversión,
“de todo corazón”, tiene que ser el natural resultado del reconocimiento del
error. Un acercamiento timorato y parcial es lo mismo que la nada.
El profeta Joel te explica que los ritos vacíos no tienen
valor a los ojos de Dios. Siguiendo las costumbres culturales de la época, dirá
que se debe rasgar el corazón, no solo las vestiduras. No te conformes con
actitudes externas, vacías, para intentar demostrar tu cambio interno. El
proceso es al contrario.
Cuando te arrepientes, cuando profunda y genuinamente buscas
el perdón divino, las bendiciones que el Cielo tiene preparadas para ti
comienzan a ser derramadas de una manera impresionante. Por eso, el profeta
dirá: después de esto, después del día del arrepentimiento y del perdón, Dios
derramará su Espíritu sobre sus hijos. En el Pentecostés ocurrió;, en tu vida
también puede ocurrir.
¿Quieres ser parte de aquel grupo bendito que recibirá la
lluvia tardía del Espíritu Santo? El profeta Joel te marcó el camino.
¡Recórrelo!
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