Después de que los soldados se fueron, Jonatán y
Ahimaas salieron del pozo y se dirigieron adonde estaba David, para ponerlo
sobre aviso. Le dijeron: “Crucen el río a toda prisa, pues Ahitofel ha
aconsejado que los ataquen”. 2 Samuel 17:21.
Dicen que la cadena se rompe por el eslabón más
débil. Debe ser por eso que nadie quiere ser ese eslabón.
Esta historia podría ser un excelente guión para
una película de suspenso y acción. El rey, desterrado por su propio hijo, monta
una red de espionaje dentro del palacio del usurpador, a fin de organizar sus
movimientos e intentar salvar su propia vida y la de quienes lo acompañan.
Un amigo personal de David se infiltra como
consejero del nuevo rey, pasa las informaciones más delicadas a los sacerdotes,
quienes se la pasan a una criada que sale de la ciudad, busca a los hijos de
los sacerdotes, quienes –escondidos– deben llegar hasta el campamento de David
para darle el mensaje en cuestión.
Jonatán y Ahimaas no estaban en el palacio, ni
siquiera en la ciudad; sino que estaban en un lugar alejado del centro del
poder –y de las intrigas–, sin tener acceso a ninguna información directa y
concreta. Tenían que esperar a que alguien les dijera algo. Podrían haberse
acomodado a una situación de “eslabón débil”, y pensar que su presencia era
innecesaria. La historia demostrará que no era así.
Quizás ellos pensaron que la emoción había
terminado; que quienes habían arriesgado sus vidas en favor del rey habían sido
los otros; que lo de ellos era apenas un pequeño trabajo. A veces, sentimos que
nos toca hacer lo menos importante. Y pensando así, no nos preparamos demasiado
para el momento en el que tenemos que actuar ni realizamos la tarea de la mejor
manera.
Pero, el problema está en que un joven los vio, y
avisó a Absalón lo que estaba sucediendo. Jonatán y Ahimaas debieron de haber
sentido la adrenalina generada por el peligro corriendo por sus venas.
Terminaron escondidos dentro de un pozo.
Prepárate para realizar tus tareas, por más simples
que parezcan, de la mejor manera posible. Prepárate para trabajar por Cristo,
colocando toda tu atención y tu cuidado en los pasos que das y en los que dejas
de dar. No puedes realizar esta misión sin poner lo mejor de tu parte.
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