Husai, que era
amigo de David, llegó a Jerusalén en el momento en que Absalón entraba en la
ciudad. 2 Samuel 15:37.
¿La verdad?
Pago para que alguien, en el momento de resumir mi vida, diga: “Milton, amigo
de…”. Realmente, sería una definición genial. El problema es que la palabra
amigo exige una profundidad que no es fácil de alcanzar.
Es mucho más
fácil decir que tenemos amigos que tenerlos de verdad. Creo que parte de la
culpa de esta realidad la tiene la repetición de la palabra sin que se le dé la
dimensión correcta. “Amigo… ¿qué hora es?” Es la forma en la que preguntamos la
hora a un completo desconocido en la calle de nuestra ciudad. “Amigo… ¿puede
cuidarme el lugar?”, se escucha en una fila del supermercado.
Una de las
cosas que más duelen es la facilidad con la que las amistades se rompen. Parece
que las relaciones de hoy no tienen garantía; ante cualquier mínimo problema,
se destruyen. No tienen valor. Son exageradamente frágiles. Los límites que
imponemos a nuestras amistades son absurdamente cortos.
Husai es un
tipo de amigo que demuestra que otra realidad es posible. El momento en el que
la Biblia cuenta que él era amigo de David, es el peor momento de su historia
real. Es cuando tiene que abandonar toda la tranquilidad y el poder concentrado
en el palacio, para huir a algún lugar, que ni él mismo sabía cuál sería. En el
momento en el que Husai entra en Jerusalén, Absalón está tomando el poder.
Ser amigo
cuando las cosas andan bien es fácil, simple, divertido. Mostrarte amigo cuando
Absalón está tomando el poder de tu amigo, es mucho más complicado. No en vano
Salomón resume la idea, diciendo: “En todo tiempo ama el amigo…” (Prov. 17:17).
Amigos como
Husai no son fáciles de encontrar. Pero, hoy tienes la tranquilidad de poder
contar con un Amigo, que es más fiel que el mismo Husai. Es tu amigo, por más
que tú no seas un fiel amigo suyo. Eso me parece hermoso y, al mismo tiempo,
increíble.
Dios es tu
amigo cuando te portas bien, y también cuando te portas mal. Él te ama de la
misma manera todo el tiempo. En su amistad no hay sombra de cambio ni de
variación.
¡Hoy es un buen día para ser su
amigo!.
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