lunes, 23 de junio de 2014

Lunes 23 de junio – Ajitofel

 Luego, mientras celebraba los sacrificios, Absalón mandó llamar a un consejero de su padre David, el cual se llamaba Ajitofel y era del pueblo de Guiló. Así la conspiración fue tomando fuerza, y el número de los que seguían a Absalón crecía más y más. 2 Samuel 15:12.
Cuando Absalón lo manda llamar, todo Indica que no lo dudó ni un instante. Salió rápidamente del palacio real para unirse a la conspiración.
Él, que había sido un consejero principal de David, se transforma en el inspirador, asesor y guía del rebelde. ¿Traición? Sí; pero además, venganza.
Para entender la reacción de Ajitofel frente a la conspiración contra David, hay que recordar que él era el abuelo de Betsabé. Podrían haber pasado varios años desde aquel triste episodio en la vida del rey, pero Ajitofel no lo había olvidado. Podría haberle dado muchos y muy valiosos consejos durante todo ese tiempo, pero en el fondo del corazón lo único que esperaba era una chance para vengar el honor de su familia. Para algunos de nosotros, perdonar es un verbo que no sabemos conjugar.
Dos malas noticias llegan a oídos de David: Absalón reina en Hebrón y Ajitofel está con él. Entre los varios consejos militares, políticos y de demostración de autoridad que este último da al hijo rebelde, está el que se acueste con las diez concubinas que David había dejado en el palacio. Algunos creen que el lugar de la orgía pública de Absalón fue elegido específicamente por Ajitofel: la misma terraza del palacio desde la que David, años antes, había visto a Betsabé.
El consejo de Ajitofel era escuchado, tanto por David como por Absalón, como si fuera la voz de Dios; pero, en realidad, este hombre no tenía la verdadera sabiduría, ni temía a Jehová.
De cualquier manera, su último consejo no fue escuchado. La palabra de Husai, otro consejero de David que se había infiltrado en las filas rebeldes, fue la obedecida; lo que dio tiempo al rey para reorganizar su ejército y tener alternativas para derrotar a los conspiradores. Cuando Ajitofel se enteró de la situación, fue y se ahorcó.
La sabiduría humana, por más pergaminos que tenga y por más aplausos que reciba, tiene poco valor si no respeta el consejo divino. El enemigo de Dios puede seducirnos con ideas; que en su momento nos pueden parecer brillantes, pero su fin es camino de muerte. No lo olvides.

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